Amas de casa levantan la voz contra el alto costo de la vida
Doña Ana es “loca” con la carne de pollo. Cada día va donde Andrés, el pollero, en busca de este alimento que acompaña la comida diaria en su casa.
Sin embargo, cada día, con el aumento del precio de la denominada “carne blanca” se le hace más difícil poner en la mesa la cantidad necesaria. “Ese pollo está muy caro Andrés, ese chin de carne no da para nadie en mí casa, ríndeme eso muchacho”, con esa expresión se dirigió Ana a su pollero preferido para que completara la porción requerida para la comida de ayer.
Pero Andrés se defendió y le dijo que no es el responsable del aumento en los precios. “Es que todos los días esto está más caro doña Ana, incluso yo acomodo los precios para beneficiar mis clientess”, dijo.
El “tira y jala” entre cliente y vendedor de pollo se repite con doña Dalia en el barrio 27 de Febrero. Ella y su vecina comentaban sobre la carestía de la vida y las dificultades para preparar la cena navideña este año.
Ambas se conformaban asegurando que “este año lo que vamos a hacer es algo pequeño. Los dos chelitos esos no alcanzan para nada”, aseguró doña Dalia, al tiempo de afirmar que muchos de los productos tradicionales serán excluidos de la cena de Noche Buena.
Es el diario vivir de las familias en los barrios del Gran Santo Domingo, comprobado por reporteros de Listín Diario durante un recorrido por diversos sectores populares, donde las amas de casa se quejaban del alto costo de la canasta básica familiar.
Los vendedores afirman que venden como compran y el precio varía todos los días.
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